El paciente inició un juicio por daños y perjuicios y a pesar de que demandó al médico, el galeno no fue condenado en el fallo de primera instancia
En un episodio inédito, el gobierno de Río Negro, en plena crisis sanitaria, deberá pagarle más de tres millones a un paciente quemado en el quirófano. El hombre entró por una operación menor al hospital de Cipolletti y cuando se despertó de la anestesia se encontró quemado en distintas partes del cuerpo. La explicación: una flatulencia de su propio cuerpo hizo combustión con el electrobisturí y el vapor del alcohol iodado.
El paciente inició un juicio por daños y perjuicios y a pesar de que demandó al médico, el galeno no fue condenado en el fallo de primera instancia. Solo se consideró la responsabilidad del hospital, por ende del gobierno de la provincia.
La propia provincia apeló pero la Cámara Civil de Cipolletti confirmó el fallo. Se había planteado un caso “fortuito o de fuerza mayor” que en derecho civil excluye las responsabilidades porque se asume que son hechos impredecibles.
Pero la sentencia no coincidió con esa defensa: de la prueba aportada “puede concluirse que los gases naturales que pudieran emanar los pacientes durante una intervención quirúrgica no son hechos que acontezcan con frecuencia, pero no resultan extraordinarios”, escribieron los jueces Alejando Cabral y Vedia, Emilce Álvarez y Marcelo Gutiérrez.
Con esa solución, la provincia, en plena crisis sanitaria, deberá afrontar el costo por las consecuencias que causó la flatulencia del paciente. Se dejó entrever que, puertas para adentro del quirófano, no se adoptaron las medidas pertinentes para prevenir este tipo de hechos naturales.
Las explicaciones técnicas demostraron que la mezcla entre los gases del cuerpo, el alcohol y la energía del bisturí provocaron una combustión. Eso devino en distintas quemaduras y por ese daño en el cuerpo, el hombre tendrá que ser compensado económicamente.
En el expediente, los profesionales y auxiliares que intervinieron narraron que las quemaduras fueron durante la operación mientras el paciente (anestesiado) habría emanado un gas natural que, aunado a otros elementos presentes en el quirófano, generaron la “combustión” que produjo las lesiones.
La anestesista reconoció en la audiencia testimonial que en el momento que fue operado el paciente se utilizaron materiales inflamables que favorecen al fuego (hule y tela no tejida).
También surgió de la prueba informativa que el electrobisturí no estaba en perfecto estado y se informó una irregularidad en el equipo por parte de Ingeniería Hospitalaria. Asimismo, de las distintas pruebas (informativa, pericial, testimonial) se advirtió que la emanación de gas natural por parte de un paciente anestesiado no es frecuente, pero no imprevisible.
Con esos argumentos, la Cámara Civil desechó el planteo de caso fortuito y condenó a la provincia a indemnizar al paciente.
Hace alrededor de un mes atrás se conoció una condena civil para la provincia por un caso de mala praxis, porque cuando operaban a un hombre se prendió fuego en la camilla. Esto sucedió en el hospital de General Roca, en medio de una operación de urgencia por una hernia.
La víctima terminó con graves quemaduras en su cuerpo en medio de una operación, a raíz de un descuido de los profesionales de la salud que lo atendían. Ante esta situación, decidió llevar a la Justicia el caso, la cual falló a su favor, condenando por “mala praxis” al Estado provincial.
Según informaron fuentes judiciales respecto del caso, la operación se dio en un contexto de urgencia, por una hernia. Sin embargo, en medio del proceso, cuando el cuerpo del paciente entró en contacto entre el cauterizador eléctrico y el alcohol con el que le habían limpiado la cicatriz, se produjo una repentina combustión.
La explosión fue sofocada en forma inmediata sobre la misma camilla del quirófano, pero eso no pudo evitar que el hombre sufriera graves secuelas físicas y emocionales por las profundas quemaduras. (La Mañana de Neuquén)