En un contexto en el que se observa que el mundo ha perdido capacidad de crecimiento a largo plazo, se aprecia, sin embargo, que a inicios de 2023 la economía mundial ha mejorado...
En un contexto en el que se observa que el mundo ha perdido capacidad de crecimiento a largo plazo, se aprecia, sin embargo, que a inicios de 2023 la economía mundial ha mejorado sus perspectivas para el 2023 y 2024 con respecto a lo que se anticipaba en nuestro informe del trimestre anterior, a partir de un mejor desempeño y la mayor contribución de todas las regiones económicas del mundo. Así, se ha suavizado el riesgo de recesión que emanaba de buena parte de las economías desarrolladas (principalmente la Eurozona), apuntalando las bases para un crecimiento que, en líneas generales, se espera más benigno gracias a la aceleración de la actividad a corto plazo.
A pesar de ello, este moderado optimismo continúa siendo insuficiente para desestimar los riesgos de un “aterrizaje fuerte” contemplados a lo largo de 2022, a los que se suman los recientes signos de inestabilidad financiera provenientes del sector bancario en ambos lados del Atlántico. En este contexto, el sector asegurador podrá seguir aprovechando no solo el entorno de tipos de interés más elevadas y una inflación con tendencia a la baja, sino también el efecto positivo sobre la demanda aseguradora que se derive de una más intensa actividad económica en 2023.
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