"Creció tan rápido el caudal en la autopista que a la gente no le dio tiempo a salir: se subían al techo de los coches desesperados", dijo un testigo.
Las lluvias aisladas pero con mucha intensidad que viene sufriendo España desde el martes --conocidas como dana o gota fría-- causaron más de 150 muertos, un indeterminado número de desaparecidos y cuantiosos daños por unas inundaciones muy fuertes en la Comunidad Valenciana y en Castilla-La Mancha: el Gobierno decretó tres días de luto tras la "gota fría del siglo".
El Ejecutivo regional valenciano confirmó que la cifra provisional de víctimas mortales por las inundaciones causadas por el episodio meteorológico en la provincia de Valencia asciende a 92 personas. Del total de fallecidos en esa provincia, 40 se produjeron en Paiporta, un municipio a 10 kilómetros de la capital valenciana, de ellos 34 en el casco urbano y seis en una residencia de ancianos de las afueras de la población.
En Valencia, este martes cayeron 445,4 litros por metro cuadrado, la mayor registrada en 24 horas en esta región desde el 11 de septiembre de 1966. Además las lluvias que azotan Castilla-La Mancha provocaron ya dos muertes, una en Mira (Cuenca) y otra en Letur (Albacete), donde continúa la búsqueda de cinco personas desaparecidas y hay 300 efectivos de emergencias trabajando.
En diálogo con Página/12, el argentino Damián Ramundo contó desde Valencia: "empezó a llover y a llover un montón, se desbordaron todos los ríos, la gente estaba trabajando. Y fue tan rápida la subida de los ríos que todo se empezó a inundar en zonas aledañas de la capital de Valencia, en Catarroja, Paiporta, Picaña. Y creció tan rápido que a la gente no le dio tiempo a salir. Entonces quedó toda la gente atrapada en las autopistas y empezó a subir el agua. Y la gente desesperada se subía a los techos de los coches, escapaba, corría de un lado al otro. En las empresas de los polígonos industriales quedaron todos atrapados y se inundó todo. La gente se tuvo que ir al primer piso a refugiarse. Hasta hoy a la mañana tuvieron que quedarse ahí porque no había manera de salir. Recién ahora empezaron a sacar a los que quedaban".
Más de 70 carreteras están afectadas y 22.000 transportista sufren el cierre de los principales ejes de comunicación que conectan la Comunidad Valenciana con Madrid. Renfe suspendió el servicio ferroviario en toda la línea Zaragoza-Teruel-Valencia y se han producido 30 desvíos de vuelos El aeropuerto de Valencia opera ya tras haber desviado una treintena de vuelos y cancelar más de 40. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presidió la segunda reunión del comité de crisis para el seguimiento de los efectos del episodio.
Se trata de la mayor tragedia provocada por las lluvias en lo que va de siglo y se cuenta entre las más graves de los últimos 75 años. Para encontrar un desastre de proporciones semejantes en la Comunidad Valenciana hay que remontarse a 1982 cuando el desbordamiento del río Júcar y la rotura de la presa de Tous causaron 38 muertos y la evacuación de cien mil personas. La mayor catástrofe hidrológica en España se produjo en la noche del 25 de septiembre de 1962 en la comarca catalana del Vallès Occidental causando un millar de víctimas mortales.
Las redes sociales fueron una cámara de eco de la tragedia: "07:28 h. Hay un hombre muerto en mi casa. Necesito ayuda. Orba 10-19 de Benetússer. Estoy con dos niños y dos personas mayores. Una de ellas sin movilidad". Este fue el pedido desesperado de una mujer de un pueblo de Valencia; el vídeo que acompaña su clamor muestra unas calles completamente arrasadas por el paso del agua.
Los "hilos" se suceden en las principales redes sociales, inundadas durante toda la noche y las primeras horas de la mañana de escalofriantes imágenes de personas solicitando ayuda, de los servicios de emergencias rescatando personas, de calles anegadas y vehículos amontonados y sepultados por el agua y el barro.
En Masanasa (Valencia), en una residencia de ancianos, los mayores se concentraban en un comedor completamente inundado; es una imagen que describe la magnitud de la tragedia provocada por esta borrasca profunda, pero también el apoyo y la solidaridad entre vecinos, mientras se abren centros públicos y hoteles en varios pueblos para acoger a quienes no pueden permanecer en sus casas.
Pero sobre todo se suceden las fotografías y vídeos de personas desde sus balcones y terrazas, desde el interior de sus vehículos sacudidos por la violencia del agua y el viento. "Es un huracán, tú, es un huracán. Mare meua" grita el conductor de un camión usando términos valencianos, mientras describe los daños que sufren los vehículos a su alrededor.
Desde lo alto de centros comerciales, los ciudadanos han captado imágenes de numerosos ciudadanos que se han echado al agua para ayudar a personas siendo arrastradas, o lanzándoles cuerdas para rescatarlas. Los vídeos que durante toda la noche y las primeras horas del día pululan por las redes muestran los rescates de personas y animales. (Página 12)