Un albañil de Viedma sufrió un incidente cuando se dirigía a trabajar. A las 6.45 bajó del colectivo y siguió caminando hacia la obra que levantaba en el campus de la Universidad de Río Negro, cuando una jauría comenzó a ladrarle de manera amenazante.
Un albañil de Viedma sufrió un incidente cuando se dirigía a trabajar. A las 6.45 bajó del colectivo y siguió caminando hacia la obra que levantaba en el campus de la Universidad de Río Negro, cuando una jauría comenzó a ladrarle de manera amenazante.
Por el temor comenzó a correr, resbalo y cayó. A raíz del accidente experimentó un fuerte dolor en su rodilla y sufrió edema en la zona. Dio aviso al capataz y le encomendaron tareas livianas.
La constructora denunció el hecho ante la ART, que a su vez aceptó el siniestro como accidente de trabajo y brindó las prestaciones correspondientes. En ese contexto, al trabajador se le practicó una resonancia magnética nuclear, se le prescribió reposo y sesiones de fisioterapia.
El obrero de la construcción dijo que “pese a que no presentaba una evolución favorable” la ART igualmente le otorgó el alta “sin reconocimiento de secuelas incapacitantes”. Agotó la vía administrativa e inició una demanda laboral.
En el expediente intervino una perita médica: “de acuerdo a lo relatado por el actor, la documentación adjunta, el examen físico practicado, el resultado de los exámenes complementarios solicitados y relacionando lo anterior con la bibliografía consultada, se puede concluir que el señor sufrió un traumatismo en su rodilla izquierda al caer de su propia altura, constatándose alteraciones en los movimientos y discreto derrame articular según lo informado en el examen físico”. Concluyó que había una leve incapacidad producto del accidente.
De esta manera, la Cámara Laboral condenó a la aseguradora de riesgos del trabajo por la incapacidad laboral reconocida al trabajador.
(Justicia Río Negro)