Cuando el río suena... no hay que subestimar las acciones

Por Mariano Nicolás Gauto - Perito Senior en MG Peritajes.


Por Mariano Nicolás Gauto - Perito Senior en MG Peritajes.



Por Mariano Nicolás Gauto - Perito Senior en MG Peritajes

Tal cual reza el dicho, algo está pasando cuando el río suena. Y, es más que evidente que desde hace no mucho tiempo hasta estos días se vienen conociendo resoluciones y circulares del organismo de control de aseguradoras en Argentina, que no solamente afectan a empresas, sino también a todo el complejo tejido del ecosistema asegurador.

No hace falta nombrar en detalle las aseguradoras que fueron duramente sancionadas por el organismo, tampoco (por ser de público conocimiento) el avance sobre causas judiciales ya activas respecto de Brokers de seguros y personas físicas ligadas a los mismos, que han obrado de manera ilegal perjudicando a propios y terceros con dichas maniobras.

Éste post no intenta ser un mero enunciado político ni partidario. Solamente destacar el proceso en el cual, con aciertos, errores y retrocesos (Caso Grúas), está atravesando en el panorama asegurador. Y que, si estás leyendo esto es porque estás interesado o de una u otra manera el mercado asegurador te toca de cerca.

En el imaginario social y ya instalado como costumbre se encuentra establecido que cuando tenés un siniestro la Aseguradora va a “defraudarte” en el pago de la indemnización (siendo formal en la expresión). Salvo algunos casos en donde el Asegurado fue resarcido con lo que reclamó y tienen un buen punto de vista acerca del proceso, la enorme mayoría de la población por ése motivo (el que piensa que la Aseguradora no le va abonar su reclamo) incurre en dos ejercicios. El primero es directamente no asegurarse ni su persona ni sus bienes incluyendo aquellos seguros que son de carácter obligatorio en Argentina, el segundo es cometer o intentar agrandar el reclamo frente al daño real sufrido en el siniestro. ¿Por qué ocurre esto? En ambos casos siempre es por desconocimiento. El desconocimiento que lleva a obrar en un supuesto beneficio propio no sabiendo que al ser el seguro un sistema solidario se está afectando directamente a otros asegurados que por determinación y honorabilidad propia sólo utilizan el seguro cuando realmente han sufrido un siniestro. Otra respuesta al porqué es aquella que nos lleva al tan renombrado dicho de “Cultura Aseguradora” en donde según la mayoría del mercado estamos fallando, estamos tratando de cambiar un paradigma enraizado en lo más profundo de generaciones de asegurados. Pienso y me atreví a expresarlo en varios foros, que el sistema, la cultura está. Sólo falta corregirle el rumbo, encausar aquello que viene de raíz tortuosa, aceitar de manera que todos los engranajes funcionen a la perfección, que todos los actores del mercado cumplan tanto objetivos y metas, como procesos y normas, las cuales al regularse de manera sólida cambiarán sin duda el proceso evolutivo del mercado asegurador. Qué se necesita? Seguramente como en todo camino por recorrer, pasión por lo que se está haciendo, y cero miedos al error, porque de ello aprendemos todos.  Juzgar el contexto en el cual se realizan las maniobras (para bien o mal) también nos serviría de bases para corregir el rumbo marcar las estadísticas de cada proceso en general e individual. Como siempre digo: Las herramientas las tenemos a nuestro alcance, solo debemos utilizarlas de la mejor manera posible, en beneficio de propios y terceros. Crear escenarios donde se genere la propia conciencia aseguradora, opciones de cada una de las coberturas, responsabilidades y derechos de los asegurados y el alcance de las prestaciones, serían puntos óptimos de partida para sacar a la luz y revelar nociones ocultas y muchísimo más significativas que el binomio “Reclamo – Cobro”. ¡Aceitemos los engranajes, que la maquinaria comenzará a funcionar!