Michelle Mills y su pareja sentimental planearon diversas formas de asesinar al marido de ella, con quien compartía una póliza de más de 166.000 dólares.
Michelle Mills, de 46 años, fue acusada de haber conspirado junto a su amante, Geraint Berry, para acabar con la vida de su esposo, Christopher Mills, de 48 años, con el objetivo de cobrar una póliza de seguro de vida de 124.000 libras esterlinas (alrededor de 166.000 dólares). Según declararon ante el Tribunal de la Corona de Swansea, en Gales, idearon distintas maneras de matarlo: envenenamiento, somníferos, asfixia con una almohada e incluso simular un suicidio.
La culminación del plan fue un intento de robo armado (con armas falsas) mientras Christopher se encontraba de vacaciones en su caravana en una zona rural de Cenarth, Carmarthenshire. El ataque ocurrió el 20 de septiembre de 2024, apenas un mes después de que la póliza entrara en vigencia.
Berry, un ex integrante de la Marina Real, reclutó a otro exsoldado, Steven Thomas, para ejecutar el ataque. Sin embargo, Christopher logró defenderse, desarmarlos y escapar para ocultarse en unos arbustos hasta la llegada de la policía. Las fuerzas de seguridad, incluidos agentes armados, perros y un helicóptero, localizaron a los atacantes, quienes se entregaron poco después.
Aunque los tres negaron haber conspirado para cometer un homicidio, Berry y Thomas reconocieron más tarde haber portado un arma falsa con intención de intimidar.
Pruebas incriminatorias y un juicio en marcha
Durante la investigación, el tribunal confirmó que Michelle y Geraint mantenían una relación amorosa desde hacía meses. El vínculo creció en intensidad, y Berry comenzó a hablar abiertamente de “poner bajo tierra” al esposo de Michelle. En mensajes de texto, la llamaba su “reina” y decía estar dispuesto a contratar sicarios para matarlo.
Ambos se conocieron en una organización benéfica del sur de Gales llamada Alabare, donde Michelle era gerente y Geraint, un beneficiario. Ella le había contado que sufría abuso sexual por parte de su marido, aunque no se presentaron pruebas formales de ello.
Uno de los elementos más contundentes del caso fue el intercambio de mensajes que incluía la planificación de métodos para eliminar a Christopher. En uno, Berry consultaba a una tienda militar sobre cómo explotar un Mini Cooper, el vehículo de la víctima. En otros textos, Michelle advertía a Geraint que la policía había sido alertada, y le pedía que borrara todos los contactos de sus teléfonos.
Al momento de la detención, Berry y Thomas llevaban consigo máscaras antigás, filtros, alicates, bridas, trapos y una mira telescópica para armas. Además, se encontró una carta falsa de suicidio firmada a nombre de Christopher, que Michelle reconoció haber impreso pero negó haber leído.
Según el fiscal Jonathan Rees, Michelle argumentó que todo formaba parte de una “fantasía” sugerida por Berry, y que nunca creyó que las amenazas se harían realidad. También alegó que temía terminar en situación de calle si rompía con su amante.
El juicio, presidido por el juez Nicklin, se estima que se extenderá por tres semanas, según informó el Daily Mail. (La Vanguardia)