Tragedia con un ascensor

El bebé cayó desde el noveno piso hasta el subsuelo del edificio de Avellaneda al 2400. El drama ocurrió frente a su madre.


El bebé cayó desde el noveno piso hasta el subsuelo del edificio de Avellaneda al 2400. El drama ocurrió frente a su madre.



El barrio de Flores quedó conmocionado este martes tras la muerte de un bebé de un año y medio que cayó por el hueco del ascensor desde el noveno piso hasta el subsuelo del edificio ubicado en Avellaneda al 2400.

Todo ocurrió en cuestión de segundos. El pequeño jugaba en el pasillo junto a su hermano de ocho años cuando la madre escuchó un ruido extraño y salió del departamento. Al abrir la puerta, encontró al bebé atrapado entre la puerta exterior del ascensor y la puerta de la cabina, un espacio que no debería ser accesible y que, según testigos, ya había generado preocupación entre algunos vecinos.

Cuando la mujer intentó intervenir, alguien llamó el ascensor desde otro piso y la cabina comenzó a descender. La madre ya no pudo abrir la puerta y, en ese instante crítico, el niño cayó por el hueco. Vecinos alertaron de inmediato al SAME, a Bomberos y a la Policía de la Ciudad. Integrantes de la unidad comunitaria Hejalutz llegaron primero al subsuelo y realizaron las primeras curaciones. Minutos después, los médicos del SAME iniciaron maniobras de RCP: el bebé presentaba paro cardiorrespiratorio y múltiples traumatismos. Fue trasladado con vida al Hospital Teodoro Álvarez, donde falleció debido a la gravedad de las heridas.

Aunque el ascensor tenía mantenimiento al día y funcionaba con un sistema de puertas manuales —más antiguo y riesgoso que los automáticos—, los peritos detectaron una irregularidad que podría haber sido determinante: la separación entre la puerta del piso y la puerta de la cabina sería mayor a los 12 centímetros permitidos por norma. Ese espacio excedido habría permitido que el bebé accediera a un sector que debe estar completamente vedado, especialmente para un niño tan pequeño.

La Unidad Criminalística Móvil, convocada por la Fiscalía Criminal y Correccional N.º 12, ya trabaja en la medición exacta de esa distancia y en el análisis del mecanismo completo. También revisará los registros de mantenimiento, las certificaciones, el desgaste de piezas y cualquier posible incumplimiento. Se tomarán declaraciones a encargados, personal de mantenimiento, vecinos y familiares. La madre del pequeño, testigo directa de la secuencia, recibe asistencia psicológica por el impacto emocional.

El edificio quedó sumido en un silencio estremecedor. Algunos vecinos reconocieron que hacía tiempo pedían modernizar los ascensores manuales, aunque siempre se les aseguraba que estaban en regla. La investigación deberá determinar si hubo negligencia, fallas evitables o incumplimiento de normas. La tragedia reabrió el debate sobre la seguridad en los edificios de la Ciudad y la responsabilidad de administradores y empresas que deben garantizar sistemas seguros para todos los residentes. Mientras tanto, la comunidad de Flores continúa atravesada por el dolor ante una muerte que podría haberse prevenido. (Bonaerense)