El 18 de octubre la iniciativa tuvo el visto bueno de Diputados de Brasil, con 323 votos a favor y 98 en contra, y el 23 de este mes la aprobó la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional (CRE) del Senado.
Bolivia quedó oficialmente incorporada al Mercosur, aunque resta en lo formal que adopte el conjunto normativo del bloque, un éxito para el gobierno de Luis Arce, que podrá participar de la cumbre de mandatarios de diciembre ya con el cartel de integrante, una definición que al presidente andino le reporta también un éxito político hacia adentro y le abre posibilidades de mejoras en lo económico.
Arce destacó justamente el "hito histórico" que significa que Bolivia fuera aceptado como miembro pleno del Mercosur, después de que se sorteó el último escollo para esta incorporación, que fue la aprobación por parte del Senado de Brasil.
"El pleno del Senado de Brasil aprobó el proyecto de decreto para la adhesión plena de Bolivia al Mercosur. Agradecemos las gestiones del hermano presidente Lula y al pueblo brasilero por este hito histórico en la integración latinoamericana", escribió este miércoles Arce en su cuenta de la red X (antes Twitter).
"Los pueblos del sur apostamos por la integración para hacer frente a los desafíos que representa la crisis multidimensional que amenaza a la humanidad", remarcó el mandatario.
El analista Carlos Cordero consideró, en declaraciones a Télam, que la aprobación constituye “la mejor noticia que ha recibido el gobierno de Luis Arce, en el último tiempo, sobre todo después de la arrolladora victoria de (Javier) Milei en la Argentina”.
Para Cordero, docente de Ciencias Políticas de la Universidad Católica Boliviana, el Ejecutivo “está necesitado de generar recursos frescos y ampliar mercados para superar lo que parece un estancamiento de la economía interna”.
Enumeró entonces un cuadro de “baja inversión externa, reducción de la oferta exportadora del gas, escasez de dólares, diésel y gasolina, y el negocio del litio que, a pesar de tener como socios estratégicos a China y Rusia, prevé ingresos fuertes recién para dentro de 5 años al menos”.
Poco más de 30 años después de su creación, el bloque que componen Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay tendrá un nuevo socio, después de la experiencia registrada por Venezuela, que se unió al acuerdo pero está suspendida desde 2017 por incumplimiento de estatutos.
A Bolivia le quedan aún algunos pasos formales: el más inmediato, que el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva promulgue la ley de adhesión; el más mediato, adaptar, en no más de cuatro años, la nomenclatura común del bloque, el Arancel Externo Común y el Régimen de Origen, y consolidar el libre comercio recíproco con Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Lo que está claro es que en 8 días Arce podrá estar en la cumbre semestral del bloque que se hará el 7 en Río de Janeiro ya con el cartel de miembro pleno.
Esa cumbre está llamada a discutir el posible acuerdo Mercosur-Unión Europea, aunque el mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou, anticipó que propondrá al bloque una reunión con China, país con el que Montevideo pretende avanzar en un acuerdo de libre comercio.
Bolivia puede jugar ahí su parte, porque hace años que es socio de China en la explotación del litio, un mineral que requiere el gigante asiático y del que el suelo boliviano tiene de las mayores reservas del mundo.
Hasta acá, Bolivia era un estado asociado al Mercosur, la misma condición de Chile, Perú y Colombia.
Con todo, Bolivia debe atravesar aún una visita de riesgo: el Senado de Brasil aprobó también que una comisión temporal verifique en 180 días la "situación política y social" así como el "cumplimiento de la cláusula democrática" del Mercosur.
En este punto aparece la interna del oficialismo gobernante, quebrado entre los sectores que responden a Arce y los que encabeza el expresidente Evo Morales.
El 7 de este mes, el sector “evista” de la Asamblea Plurinacional Legislativa (APL, Parlamento) acordó con los bloques opositores para retener la presidencia del cuerpo, en base a un entendimiento de nueve puntos, entre ellos el “respeto al debido proceso para los presos políticos”.
Opositores brasileños llamaron la atención sobre la admisión de la existencia de “presos políticos” en el país para, primero, demorar el dictamen de comisión -que de por sí ya había estado frenado todo el mandato de Jair Bolsonaro-, y, después, imponer la visita de verificación.
El 18 de octubre la iniciativa tuvo el visto bueno de Diputados de Brasil, con 323 votos a favor y 98 en contra, y el 23 de este mes la aprobó la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional (CRE) del Senado, cuyo plenario lo votó ayer.
La discusión sobre la posibilidad de que Bolivia ingresara al Mercosur había comenzado durante el primer gobierno de Lula, en 2006, y en enero de 2007 el bloque aceptó el pedido del país vecino, durante una cumbre celebrada en Río de Janeiro. El acuerdo para el ingreso se firmó en 2015, pero en Brasilia.
En su análisis, Cordero también destacó que la entrada de Bolivia al bloque es “un espaldarazo para las pretensiones de Arce de postular a la reelección el 2025 y, ni duda cabe, un trago amargo para las aspiraciones de Morales de retornar a la presidencia”.
“Lula se distancia de Evo, deja en el recuerdo su amistad con él, da una señal de pragmatismo político y fortalece las buenas relaciones con Arce, el actual gobernante. Por tanto, las buenas noticias en economía pueden ser cosechadas por los actuales gobernantes para su reelección y convertirse en malas noticias para los aspirantes tanto de la oposición como para Morales”, consideró el catedrático.
Que Lula haya sido el artífice de la entrada de Bolivia tampoco parece casual: en días, el presidente brasileño quedará como el único de centroizquierda en el bloque, compartiendo espacio con dos pares identificados con la centroderecha, Lacalle Pou y el paraguayo Santiago Peña, y un ultraliberal como Javier Milei. (Telam)