Aumentan los juicios por mala praxis y advierten por las consecuencias en el sistema de salud.
En Argentina, 1 de cada 4 médicos en el transcurso de su vida laboral recibió alguna demanda por mala praxis. Y por año, se inician demandas por 1.000 millones de pesos contra las obras sociales, los seguros y el Estado. La estadística advierte una problemática vinculada a dos temas centrales: el incremento de los reclamos (mediaciones y juicios) y de sus montos (sentencias condenatorias millonarias).
Es que los juicios por responsabilidad profesional aumentaron en promedio el 20% en los últimos 5 años. Alrededor del 80% tramita en CABA y Provincia de Buenos Aires. El 80% corresponde al fuero civil y el 20% al penal. En tanto que, los montos de las condenas aumentaron más del 500%. Los datos se desprenden de los registros de la empresa Seguros Médicos, del Observatorio de la cátedra libre de Derecho y Salud y del Observatorio de Bioética y Toma de Decisiones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“Los reclamos cada vez se ven más como una aventura judicial y no como la búsqueda de la verdad o de justicia”, cuestiona Claudia Segovia, gerenta general de Seguros Médicos, en diálogo con Clarín. Entiende que, bajo el amparo de la posibilidad de litigar sin gastos, muchos ciudadanos se embarcan en juicios contra médicos a quienes les pretenden achacar toda la responsabilidad, olvidando que la enfermedad y la muerte son parte de la vida.
“Ya existía una tendencia en aumento de este tipo de reclamos que, en su mayoría, eran ocasionados por defectos estructurales del sistema de los cuales se suele responsabilizar al médico injustamente. Tras el Covid, los médicos sufren en Tribunales otro tipo de reclamos que se suman a los anteriores”, describe Ignacio Brusco, decano de Medicina de la UBA.
“Son interpretados como una de las tantas marcas que la pandemia dejó en la sociedad, haciendo que los profesionales de la salud trabajen con una espada de Damocles”, coinciden los especialistas consultados por este medio.
¿La industria de los juicios?
Francisco Pedrouzo trabaja como neumonólogo en el Hospital General de Agudos, Jose Maria Penna. Insiste en que los juicios por supuesta mala praxis se incrementan año a año a causa de abogados que buscan recovecos legales para iniciar una acción carente de sustento. “Si bien la mala praxis está tipificada como negligencia, no siempre los procedimientos médicos están exentos de circunstancias ajenas”, dice.
Para Ricardo Solari, vicepresidente de la Asociación de Médicos Municipales, la medicina no es una ciencia exacta. “La respuesta a un tratamiento la medimos en el contexto de la estadística y ahí nunca existe el 100% de certeza. La cruda realidad que acecha el accionar médico es que todo puede ser cuestionado. La gran mayoría de los juicios que son denunciados por nuestros médicos y evaluados por nuestro equipo de legistas denota una falta total de criterios para llevarlo adelante”, destaca.
“El beneficio de litigar sin gastos posibilita que todo paciente acceda a estos reclamos y así se genera lo que llamamos una litigiosidad indebida que afecta al principio de la economía procesal”, analiza Segovia. ¿Por qué? Se producen actuaciones innecesarias que se reiteran en la práctica.
“Incluso, los abogados admiten que la mayor parte de los reclamos son infundados y que sólo una ínfima porción tiene justificación”, agrega para referirse a una litigiosidad indebida. Y Adrián Desiderio, jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Durand, contabiliza que los juicios de mala praxis que llegan a sentencia en lo civil representan el 6%.
“Desde que se terminaron los juicios al Estado comenzaron a aparecer abogados ofreciendo servicios para imputar a los médicos en su accionar profesional. Ahí comenzó todo”, sostiene Solari, que además es presidente de Seguros Médicos.
Reclamos por cifras millonarias
Demandas sobredimensionadas y por cifras millonarias que fallan por encima del límite de cobertura. Las cifras que el letrado de la parte demandante solicita por el resarcimiento son diametralmente opuestas a los honorarios que el médico recibió por su práctica. “A la luz de un exhaustivo análisis del riesgo médico-legal no tienen viabilidad. En medio de un contexto en que la medicina en general está mal paga, esta problemática puede llevar a una situación caótica para la salud de toda la población”, califican los especialistas.
Así, el crecimiento escalonado de la litigiosidad puede poner en peligro al sistema de salud. “Muchas de las sentencias judiciales condenan al médico y a su aseguradora por encima del límite de cobertura, haciendo caso omiso a lo establecido en la Ley 17.418 el cual postula que 'el asegurador responde sólo hasta el monto de la suma asegurado'”, argumenta Segovia.
Y apunta: “Podemos encontrarnos con valores de sentencias y acuerdos tan dispares que nos encontramos con situaciones concretas donde unas secuelas por una cirugía estética se paguen más que una muerte”.
“No hay una medida lógica. El cirujano está expuesto al riesgo de que el paciente lo demande por una cifra millonaria por considerar que hubo mala praxis cuando algo no le gustó. Hay profesionales que ya no quieren operar por obras sociales ni prepagas”, adhiere Desiderio.
“Se inician denuncias sobre complicaciones que están debidamente expresadas dentro del consentimiento informado que el profesional le hace firmar al paciente”, enfatiza Solari.
Es clave poner foco en la participación que tiene el médico en el proceso judicial. ¿Por qué?
“En general, quienes participan para dilucidar si una práctica médica se ajustó a la buena praxis o si había alternativas con mayores probabilidades de éxito carecen de conocimiento preciso para obtener una conclusión cabal. Por eso, las opiniones no científicas, la empatía con la supuesta víctima y las creencias personales terminan distorsionando la definición de muchos casos en los que el resultado judicial poco tiene que ver con la praxis en discusión”, polemiza Segovia.
El impacto en el sistema de salud
Toda esta problemática genera un perjuicio en el profesional de la salud que ve cuestionado su trabajo, su formación y hasta, en algunos casos, su vocación. Asimismo, puede conllevar desde el temor a los juicios y sanciones económicas, hasta el desprestigio de una institución médica o gubernamental. Por estos motivos, las fuentes consultadas coinciden en que es fundamental un abordaje urgente del tema en forma integral.
“Al médico implicado le produce una situación de angustia que lo lleva ejercer una medicina a la defensiva. Al estar inmersos en un juicio por supuesta mala praxis, algunos deciden abandonar la práctica médica hasta obtener una definición”, postula Solari. “Ante el temor de ser sometido a un juicio, el estrés que sufre el médico destruye la relación entre médico y paciente y disminuye su autoestima profesional”, suma Pedrouzo.
“Transitar ese periodo representa un cambio en la conducta del médico. Para defenderse, pide estudios innecesarios que encarecen la medicina”, expresa Desiderio.
Y avizora que el problema va a empeorar en un futuro. “Es difícil formar profesionales especializados y comprometidos con las especialidades más críticas como neonatología, pediatría o terapia intensiva. Esta situación va a alimentar la industria de juicios de mala praxis”, señala.
Las especialidades con más reclamos
Los reclamos por cirugía plástica, medicina estética, traumatología y cirugía bariátrica se incrementaron en forma exponencial. Se trata de especialidades en las que se plantean grandes expectativas en cuanto a su resultado.
“La accesibilidad a procedimientos estéticos, la mediatización, las redes sociales y las expectativas generales depositadas en la imagen, han hecho que los reclamos por cirugía plástica y reparadora sean los que lideren hoy el ranking”, plantea Segovia.