Mucha mala suerte

El auto le salvó la vida al obrero, que cayó desde una altura de 4 metros. “Mañana lo entregaba, ahora quiero ver quién se hace responsable”, dijo el dueño del coche...


El auto le salvó la vida al obrero, que cayó desde una altura de 4 metros. “Mañana lo entregaba, ahora quiero ver quién se hace responsable”, dijo el dueño del coche...



En el barrio Ciudadela de Santa Fe, unos obreros trabajaban en la remodelación de una casa. Los trabajos del último sábado por la mañana, incluían remover una palmera y para eso tenían a uno de los hombres subidos a una escalera, con la tarea de quitar un cable que había quedado enredado en el árbol. Lo que ocurrió a continuación fue completamente inesperado.

Al cortar el cable de telefonía, el poste de luz -que supuestamente sostenía al cable- se vino abajo arrastrando al obrero hacia el suelo. Sin ninguna oportunidad, el hombre, que estaba a una altura de 4 metros, cerró los ojos, se aferró al palo de madera y rogó al cielo que el impacto no le quitara la vida.

La escena dejó mudos a sus compañeros, que apenas atinaron a levantar la vista para ver al hombre caer directamente en el techo de un Peugeot que había quedado estacionado justo en el lugar donde el poste cayó. Fue la salvación del obrero. "Si no era por el auto ese hombre se moría", contó a la radio Aire de Santa Fe, un testigo del accidente.

El dueño del auto, un vecino de la cuadra, fue la gran víctima de este insólito episodio. Es que cuando salió de su casa se encontró con un poste incrustado en el techo de su coche y a un lado el obrero dolorido, que intentaba recuperarse del terrible impacto.

El trabajador fue trasladado hasta el hospital Cullen de forma particular desde donde informaron que, a pesar del golpe, se encuentra con buen estado de salud.

"Linda mañana para levantarse. Me levanté a comprar masitas y me encontré con el auto así", dijo el joven de 30 años cuyo vehículo le salvó la vida al obrero. Pero ahora se preocupaba por ver cómo pagar el arreglo de un accidente complejo.

"Y acá estoy, desde las diez de la mañana con el equipo de mate en la mano esperando a ver qué pasa. Todavía no me contestó nadie. Veremos quién se hace cargo, espero que no le toque al más boludo que sería yo", bromeó, sabiendo que su futuro no está para nada claro.

"El techo quedó totalmente destruido, pero bueno vamos a esperar no me queda otra. Tengo una sal, ya tenía el auto vendido, lo entregaba mañana. El dueño de la casa no está, me dijo que llegaba a la tarde así que vamos a hablar a ver quién se hacer cargo de este arreglo.

"Los obreros me quisieron explicar pero la verdad que yo no quería ni escuchar nada. Igual ellos no tienen la culpa", cerró el joven que ahora tendrá que ver cómo hace para arreglar el coche y si el comprador mantiene su interés en el auto.


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