Costosa venganza

El hecho quedó registrado en las cámaras de seguridad de la bodega, situada en Ribera del Duero, una importante zona vitivinícola española; “hacía bien su trabajo”, confió el dueño.


El hecho quedó registrado en las cámaras de seguridad de la bodega, situada en Ribera del Duero, una importante zona vitivinícola española; “hacía bien su trabajo”, confió el dueño.



A mediados de febrero de 2024, las cámaras de seguridad de una fábrica de vino captaron la silueta de una mujer que fue despedida. Ella decidió cobrar venganza tras un año empleada en esa empresa de una forma inusual: botar más de 60.000 litros de la bebida.

En diálogo con el diario ‘El Mundo’, José Moro, presidente de Cepa 21, explicó las funciones de la mujer: “Ella trabajaba en la descarga de uva, en el embotellado o en cualquier otra labor de la bodega”.

De acuerdo con el medio internacional, la protagonista de la situación se coló en la bodega y no forzó ninguna cerradura. Tras conocer que había sido despedida, ella entró al almacén y vacío los litros de vino valorados en 2.5 millones de euros, o cerca de 2.7 millones de dólares.

Según el registro de las cámaras de seguridad, la mujer irrumpió la bodega sobre las 3.30 a.m. Ella abrió las llaves de cinco depósitos de acero, los cuales empezaron a derramar el vino y este se desbordó en el piso.

Los medios internacionales revelaron que la implicada había planeado el ingreso 15 días antes. Por esta razón, ella estaba completamente cubierta con una capucha y un traje para tratar de ocultar su identidad. Sin embargo, fue identificada y arrestada por la Guardia Civil de España.

“Sospechamos básicamente porque las imágenes que se ven en el video obedecían a sus características. Tenía que ser una persona que había estado en la bodega porque entró con la llave y se conocía la alarma”, afirmó Moro, quien la tenía puesta en su radar.

José Moro, presidente de Cepa 21, explicó que la mujer “realmente hacía bien su trabajo”. No obstante, la decisión se tomó por razones logísticas.

“Simplemente porque hay puntas de trabajo, como en vendimias o en navidades, que es cuando solemos coger a más gente, pero luego esa gente va abandonando el puesto de trabajo un poco por antigüedad y por productividad”, expresó a ‘EL Mundo’.

Además, agregó: “En el orden de contratación era su turno de abandonar la empresa. Le avisamos con los 15 días de antelación porque, evidentemente, le queríamos dar la posibilidad de que encontrara trabajo en otro sitio”. (Fuente: La Nación)